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¿Territorios en Venta? Ruta de la minería mecanizada en regiones de pobreza y exclusión. El caso del San Juan chocoano

By 18 enero, 2019 agosto 4th, 2021 No Comments

Presentamos la reseña final de la investigación «¿Territorios en venta? Ruta mecanizada en regiones de pobreza y exclusión. El caso del San Juan Chocoano».

Por:  Mayra Natalia Parra Salazar

Mina a cielo abierto en el departamento de Chocó, municipio de Condoto. Fotografía: Mayra Parra. Año: 2016.


Investigar sobre los aspectos territoriales, sociales y ambientales de la minería en Colombia es un asunto complejo debido a la gran cantidad de actores que involucra; la magnitud de los efectos; los problemas de seguridad que conlleva para los investigadores; y la extensa polémica en torno a las ventajas y desventajas de esta actividad para las comunidades y sus territorios. Sin embargo, pese a la complejidad que implica, el estudio científico de esta actividad, determinante en la configuración económica, social y ambiental de nuestro país, es una necesidad insoslayable.

Precisamente, teniendo en cuenta lo anterior, la investigación “¿Territorios en venta? Ruta de la minería mecanizada en regiones de exclusión y pobreza. El caso del San Juan chocoano”, ganadora del Premio Jorge Bernal a la Investigación Social 2015, modalidad II, se propuso analizar los efectos territoriales que conlleva la explotación mecanizada del oro, en zonas en las cuales constituye la actividad económica fundamental para la subsistencia de las poblaciones involucradas. La hipótesis propuesta para este trabajo sostenía que la minería mecanizada refuerza las condiciones de pobreza y exclusión de estas poblaciones, agudiza las contradicciones sociales que se tejen al interior de estas sociedades, y obliga a las comunidades a ver como única opción para la superación de la exclusión y la pobreza la venta de su territorio.

La zona elegida como estudio de caso para esta investigación, fue la región del San Juan chocoano, ubicada al sur occidente del departamento de Chocó. En esta región queda ubicado el Distrito Minero del San Juan, una extensa área geográfica que presenta continuidad de yacimientos auríferos, y que comprende, entre otros, los municipios de Tadó, Condoto, Istmina y Novita, localizados alrededor de la parte alta y media de la cuenca, de la cual recibe el nombre la región.

Para cumplir con el objetivo, la investigación requirió establecer, mediante el trabajo etnográfico, la ruta del oro y sus dinámicas. Este acercamiento etnográfico se realizó en tres etapas. La primera de ellas consistió en una visita preliminar a las comunidades de estudio y en una revisión bibliográfica sobre su historia, formas de gobierno, características poblacionales, etc. La segunda etapa, constó de la recolección pormenorizada de información mediante la realización de entrevistas y jornadas de cartografía social, con mineros, pobladores y líderes de consejos locales. Finalmente, se procedió a la verificación y análisis de la información, y a la elaboración de los productos resultado de la investigación.

Con la financiación del Premio Jorge Bernal y la Cooperativa CONFIAR, se realizaron, además de los trabajos de campo, dos productos resultado de investigación. Un artículo científico, presentado a una revista indexada de ámbito internacional, y el website www.territoriosenventa.com.co que opera como plataforma para incentivar el debate sobre las consecuencias que tiene para las distintas formas de vida en el planeta, la mercantilización de la naturaleza y el abuso de la misma en nombre del “desarrollo” y el “progreso”. El sitio, pone a disposición de sus lectores material divulgativo resultado de investigaciones académicas sobre la relación entre los seres humanos, sus territorios y el medio ambiente. Así mismo, comparte experiencias y noticias relacionadas con los temas de interés.

Esta investigación, hizo parte del trabajo sociológico titulado “Red de la Minería mecanizada del oro en el San Juan chocoano”, el cual recibió la máxima mención que otorga la Universidad de Antioquia a los trabajos de grado de Maestría.

Abrebocas: algunos hallazgos de investigación. Minería mecanizada, pobreza y exclusión.

Minería mecanizada en el departamento de Chocó, municipio de Condoto. Fotografía: Mayra Parra. Año: 2016.


Las zonas mineras en Colombia suelen presentar un panorama paradójico en el que la pobreza y la exclusión socioeconómica, resaltan sobre un enorme fondo de riqueza natural. El Distrito Minero del San Juan, no es la excepción.

Territorio por excelencia de comunidades negras, el Distrito Minero del San Juan, ha sido escenario tradicional de la explotación de metales preciosos. La historia de esta zona ha estado estrechamente vinculada a la actividad minera, al punto que sus pobladores, educados en lo que ellos mismos denominan “el arte de la minería”, han dedicado sus vidas a la explotación minera de platino y oro. Sin embargo, pese a la riqueza aurífera, la región presenta altos índices de pobreza, exigua cobertura de servicios, insuficiente desarrollo vial y escasa infraestructura pública.

Pese a la larga trayectoria de la minería en la región, la explotación de metales no ha sido siempre realizada de la misma manera. En la época colonial, se empleaban métodos y herramientas rudimentarias, como la batea y la pala, combinada con la mano de obra esclava. Al fin de la esclavitud, los negros libres heredaron las herramientas y técnicas y continuaron usando el mazamorreo y otras formas artesanales de producción. Durante casi todo el siglo XX las compañías mineras extranjeras dragaron los lechos de los ríos, en tanto las comunidades negras continuaban empleando sus métodos artesanales de extracción en las minas familiares de agua corrida, guache y socavón. Hoy en día, la minería artesanal se combina con lo que conocemos como minería mecanizada, o minería a cielo abierto, la cual implica el uso de máquinas retroexcavadoras para la remoción de tierra; el empleo de máquinas clasificadoras para la separación de material; la presencia de motores de gran capacidad; y la dependencia absoluta de enormes cantidades de combustible y cuerpos de agua para su funcionamiento. Este tipo de minería, se diseminó en la región a finales del siglo XX, y, desde entonces hasta la actualidad, no ha cesado en su expansión.

Como consecuencia de la instalación de la minería mecanizada en la región, el paisaje se transformó de manera abrupta. Las grandes extensiones de selva fueron transformadas en pozos; los cultivos familiares dejaron de existir para dar paso a depósitos de material sobrante de la explotación del metal; los cauces de los principales afluentes hídricos fueron contaminados con sedimentos, lodos y químicos; la cantidad de agua potable disminuyó considerablemente, al igual que la presencia de peces y otros animales. Todas estas transformaciones ambientales impactaron directamente el modo de vida de la población en la región, afectaron sus condiciones de salud, pusieron en riesgo su capacidad para autosostenerse, y encarecieron aún más los costos de vida.

Pese a todo, la presencia y permanencia de la minería mecanizada en la región se refuerza día a día, aun cuando es evidente que el crecimiento en la producción de oro es paralelo con el crecimiento de la inequidad y la precariedad de los territorios locales. De hecho, el lema de algunas organizaciones territoriales del Distrito es el de “La minería trae muchos males, por eso hay que escoger el mal menor y vender al mejor postor”, aludiendo a las ofertas que les han hecho empresas multinacionales para construir entables mecanizados en lugares de gran importancia ecológica.

No parece tener sentido, pero lo tiene. De una manera un poco enferma toda esta situación tiene su lógica. La minería mecanizada en el San Juan chocoano, cimienta su existencia sobre la base de destruir las posibilidades de autosubsistencia de toda la región, y así mantener las condiciones de exclusión y pobreza que la hacen viable.

En la mayor parte de los municipios que componen el Distrito Minero del San Juan, el paulatino abandono de la minería artesanal y de las actividades agrícolas de pan coger, en pos del arrendamiento de terrenos para la instalación de entables mecanizados; favoreció la masiva expansión de la minería mecanizada, al tiempo que cortó la posibilidad que tenían las comunidades negras de regular sus tiempos de trabajo en las minas familiares y de garantizar de esta manera su sustento diario. Lo anterior acarreó la total dependencia de las comunidades a esta forma de producción.

Mientras la explotación de oro es abundante la economía parece funcionar, cada actor involucrado, directa o indirectamente, en esta actividad obtiene, por efímero que sea, algún beneficio. Por el contrario, cuando el metal escasea, las retroexcavadoras abandonan el territorio en búsqueda de mejores yacimientos, y dejan tras de sí, hectáreas de suelos destruidos y economías locales en crisis. El problema es que al no existir ningún otro sector productivo relevante, e independiente de la explotación aurífera; los pobladores de la región conciben la minería como la única opción para solventar sus necesidades. Mientras esto sea así, negociar a buen precio la explotación minera de sus territorios y permitir a particulares, nacionales o extranjeros, lucrarse con la riqueza natural del San Juan chocoano, seguirá siendo una realidad cotidiana, aunque esto signifique a mediano plazo destruir la base material de su propio sustento y socavar la capacidad de autodeterminación territorial de las comunidades negras habitantes de la región.

Los resultados de la investigación son publicados de manera paulatina y puestos a disposición del público general, en el sitio web www.territoriosenventa.com.co